"Mira, le decía mostrándole la luna llena, ahí vive el conejo orejón. ¿Lo ves? Está echadito de pura pancita, está ancho de cordo, el condenado. Es un conejo grandote, que fue maicero, y tan ladino que se tragaba lo mejor de la milpa. ¿Qué hicieron? Lo estrellaron, puesn, contra la luna cogiéndolo de sus chicas orejotas. Pero la maña no se le quita: nochi con nochi ora se come a la luna, lo mesmo que si fuera una tortilla recién echadita. Cada mes sólo va dejando un cacho; pero la luna retoña porque nos ha de alujar (. . .) Es un conejo indino que no da sosiego al buchi."
(De Historia del nombre y de la fundación de México)